miércoles, 5 de noviembre de 2014

Las sombras largas y las puertas de convento de Valladolid

Valladolid, "la sultana de Oriente"

Los últimos días de octubre realicé un viaje relámpago a Yucatán en el que tuve como meta conocer tres lugares turísticos en cuatro días: Valladolid, Chichén Itzá y el pueblo mágico de Izamal.

Aunque fue un poco corto (me hubiera gustado pasear más por Yucatán antes de regresar a Playa del Carmen, que se ha convertido en mi cuartel general porque de aquí me muevo a otros lugares en Quintana Roo y Yucatán), al final fue un viaje en el que aprendí, y experimenté, por increíble que parezca, muchísimas más cosas que las que ya había vivido antes en mi viaje. En las siguientes entradas a mi blog contaré un poco más sobre esto, pues en esta entrada me gustaría enfocarme únicamente en Valladolid.


 Una de las muchas puertas de las que me enamoré en Valladolid


Algunos tacharían a Valladolid de ser un pueblito aburrido, en el que no hay grandes atractivos turísticos, por lo que muchos turistas extranjeros y nacionales se saltan esta ciudad durante sus viajes, pero cuando yo lo visité lo viví como un pueblito tradicional mexicano: colonial, de paredes de color pastel y tonos ocres, pero, sobre todo, como un pueblo amable.

Se podría tachar de aburrido por su tranquilidad pasmada, como si fuera una fotografía del México de hace 50 años, pero cómo me gustaría que todos los pueblos de México fueran como éste: bello, limpio, tranquilo, en el que los niños todavía pueden salir al parque a jugar a la pelota o a volar papalotes mientras los persigue el perro de su infancia que será el perro que recordarán toda la vida; un pueblo en el que las sombras se alargan en las calles de paredes coloridas y puertas de madera, por las que se puede ver caminar a los mayas vestidos con huipiles bordados con flores y escuchar sus voces de pájaro hablar en ese lenguaje que ya no entendemos. Cómo quisiera yo que los pueblos agrietados por la violencia y el hastío, como mi Cuernavaca, la Cuernavaca que me duele, fueran como Valladolid.


 Detalle de una fuente de cerámica


Comparativo: viajar como turista y viajar como viajero

Me gustaría que esta entrada estuviera un poco más enfocada en consejos para viajeros al hacer un comparativo sobre cómo y con cuánto dinero viajan los turistas y cómo se vive como viajero. La razón de esto es que durante mi viaje me he dado cuenta de que muchas veces, por la razón que sea (pereza, ignorancia o incluso inocencia), preferimos pagar un tour porque es más cómodo (todo está arreglado: los guías nos llevan a los lugares que creemos que queremos conocer --aunque en realidad vemos sólo lo que los guías nos quieren enseñar y nos perdemos de los lugares menos conocidos y que tienen una magia única por su virginidad-- sin preocuparnos por transporte, comida y hospedaje) que aventurarnos y conocer un lugar hasta sus raíces.


Si no me hubiera metido por tantas callejuelas y casonas,
no hubiera encontrado estos hermosos murales
 

Existen todo tipo de viajes, que se ajustan al presupuesto, tiempo y preferencias de cada quien. No todos los tipos de viajes son para todos (a muchas personas les gusta viajar poco tiempo, pero con un presupuesto holgado, y luego estamos los mochileros que preferimos viajar por mucho tiempo con poco dinero), y ninguno es mejor que otro, sin embargo sí me parece que, viajemos como viajemos, debemos ser un poco menos pasivos en nuestras decisiones. No debemos dejar que el miedo y la inseguridad de estar en un lugar completamente nuevo nos paralicen y contratemos al primer guía que se nos atraviese por miedo a perdernos: si algo he aprendido es que preguntando se llega a Roma, y que se puede ganar muchísimo más perdiéndonos en un lugar nuevo (por más paradójico que parezca) que pagando un tour, que la mayoría de las veces es más caro y apresurado, lo que nos impide conocer la identidad, el color y el sabor local.

Me parece que el viaje que hice a Valladolid es una gran forma de demostrar mi punto, pues compararé el tiempo y el dinero que utilicé yo como mochilera con el tour que ofrece Experiencias Xcaret, que cuesta $1,461.00 pesos mexicanos por persona. Esto quiere decir que, si viajas con tu pareja o con tu familia, tendrías que pagar alrededor de $3,000.00 y $6,000.00 pesos por un tour de un día que incluye un viaje a Chichén Itzá y a Valladolid.


Una pequeña cueva cubierta de vegetación que me intrigó en el cenote Zací
 

Crónica fugaz de un recorrido por Valladolid

El día que llegué a Valladolid tomé el camión de las 6:00 de la mañana en Playa que me dejó a las 9:00 en Valladolid para así poder aprovechar todo el día al máximo. Cuando llegué, Rubén, un chico muy lindo que junto con su familia me recibió con los brazos abiertos a través de Couchsurfing (Yucatán ha sido uno de los lugares más cálidos que he visitado. A todos los pueblitos que llegué, la gente, al darse cuenta de que era viajera, fue muy amable y siempre me dio muchísimo más de lo que incluso podía dar: era gente humilde que me regaló mandarinas y cerveza, y me dejó sentarme en su pórtico a platicar para descansar), me estaba esperando en la plaza principal de Valladolid. De ahí caminamos a su casa para que yo pudiera dejar mi equipaje y luego, sin perder un momento más, salí con mi cámara para recorrer todas las calles y perderme en todos sus pasadizos.


Así llegué a una aldea artesanal que no estaba en el mapa
 

Gracias a esto pude caminar por horas y conocí un jardín botánico y un mercado de artesanías y productos orgánicos; admiré la iglesia de San Servasio, asentada frente a la plaza principal en el centro de Valladolid; entré al cenote Zací, y aunque no me metí a nadar, pude disfrutar de la belleza de su vegetación y de sus estalactitas; caminé por la Calzada de los Frailes, donde me detuve para contemplar cada puerta, cada ventana y cada pared de esas calles coloniales que me gustan tanto, y entré a una fábrica de chocolate artesanal, donde me dieron un recorrido por sus instalaciones, en las que muelen el cacao y mezclan los ingredientes para crear deliciosos chocolates, como el chocolate con chile, chocolate con pimienta, chocolate con Xtabentún (un licor endémico de Yucatán, que se prepara con la flor de anís y miel). ¡Los probé todos! Y al final no pude contenerme y me compré unos chocolates con anís que se podían comer como golosinas o podían disolverse en agua o en leche para preparar un chocolate caliente. Al final del día pude sentarme en el jardín fuera del ex convento de San Bernardino y disfrutar del atardecer mientras escuchaba a los niños y a los perros jugar.




Lugares de interés

1. Iglesia de San Servasio

La iglesia más importante y uno de los mayores atractivos turísticos de Valladolid, pues se encuentra frente a la plaza principal de la ciudad. De piedra y cantera, en su fachada tiene dos grandes campanarios rematados con cruces labradas en piedra que le dan su aspecto característico. Fue la primer iglesia en ser construida tras la fundación de Valladolid en el siglo XVI.




2. Cenote Zací

Es uno de los cenotes que se encuentran dentro de la ciudad, por lo que no hace falta un coche ni alejarse mucho de Valladolid, pues se puede llegar hasta él caminando. Éste es un cenote gigantesco (uno de los más grandes que he visto hasta ahora) de 45 metros de diámetro ¡y 100 metros de profundidad! Sus partes menos profundas varían entre los 20 y los 25 metros.

Zací es un cenote muy bello porque en él se combina el azul de sus aguas con la vegetación que cae a su lado y sobre el techo que cubre parcialmente el cenote, recubierto de estalactitas, por lo que, además, es muy lindo escuchar el ruido de las gotas al caer de las estalactitas al agua, así como los chillidos agudos de los murciélagos refugiados en la oscuridad.




3. Calzada de los Frailes

La Calzada de los Frailes es la calle colonial de Valladolid. Una tras otra, se nos presentan casonas coloridas, algunas con colores quemados, otras de tonos amables, con ventanas y puertas de madera y herrería.


Las sombras largas de Valladolid
 
 
Algo que yo disfruto mucho es el equilibrio entre la arquitectura virreinal y la presencia del desencanto y el abandono: paredes de piedra cubiertas parcialmente de musgo, puertas de las que cuelgan enredaderas, ventanas por las se asoma la vegetación.




En la Calzada de los Frailes podrás encontrar algunos comercios pequeños, como cafés, bares y la fábrica de chocolate de la que hablé anteriormente, pero sobre todo podrás disfrutar del silencio que emanan estas casonas detenidas en el tiempo.


4. Ex convento de San Bernardino

Al final de la Calzada de los Frailes llegué al barrio de Sisal (que proviene del maya ziiz-há, que se traduce como "agua fría" por el cenote que se encuentra dentro del convento, de donde los frailes tomaban agua), donde se encuentra el ex convento de San Bernardino, un convento fundado por los franciscanos cuando llegaron a Yucatán y que es tan sólo el la segunda construcción más grande de este tipo después de la de Izamal. En su interior se encuentra un retablo de madera con chapa de oro y algunos nichos con esculturas, todo tallado con motivos vegetales en estilo barroco.




Presupuesto

Transporte a Valladolid: el camión de segunda (Mayab es la línea de autobuses económica de ADO en Quintana Roo) que me llevó de Playa del Carmen a Valladolid costó $118.00 pesos.

Hospedaje: no tuve que pagar hospedaje porque me hospedé con una familia que me abrió sus puertas en Valladolid a través de Couchsurfing.

Visita al cenote Zací: $25.00 pesos de entrada.


¡La entrada al cenote Zací sólo cuesta $25.00 pesos!
 

Comida: comí poc chuc, un platillo típico yucateco que consiste en carne de cerdo asada, en un mercado a un lado del zócalo del centro de Valladolid por $45.00 pesos. La cena y el desayuno me lo invitaron muy amablemente las personas con las que me hospedé. Al día siguiente desayuné fruta y yogurt por $20.00 pesos y la mamá de Rubén, que era un amor de persona, me regaló una torta para que me la comiera en Chichén Itzá.

Transporte de Valladolid a Chichén Itzá: $26.00 pesos.

Entrada a la zona arqueológica: gratis. El domingo no pagan los mexicanos. Así que cuando planeen su viaje, tengan en cuenta también este tipo de detalles, pues se pueden ahorrar $181.00 pesos, que es lo que cuesta la entrada a Chichén Itzá entre semana para visitantes nacionales y extranjeros.

Visita al cenote Ik Kil: Aunque no pude ir porque al final cambiaron mis planes, investigué y la entrada general cuesta $70.00 pesos.

Transporte de Valladolid a Tulum: $108.00 pesos (al final no llegué a Playa del Carmen porque fui a la fiesta de despedida del campamento tortuguero en Xcacel. Puedes leer más sobre mi experiencia como voluntaria salvando tortugas marinas aquí).

Total: $412.00 pesos, es decir, mil pesos menos por un viaje de dos días, no de uno, en el que pude ir a mi ritmo y darme todo el tiempo para conocer Valladolid y Chichén Itzá sin que nadie me presionara.


Más arte urbano en Valladolid :)


Así que mi recomendación es que la próxima vez que salgan de viaje no tengan miedo: no contraten un tour y mejor aventúrense a explorar por sí mismos. Ahorrarán muchísimo dinero y se divertirán conociendo y perdiéndose en el lugar que escojan :)


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